Aquí
llegó el día, me cuestioné sobre el sentido del sufrimiento en mi vida, hice un mapeo de las situaciones que me llevaron a tal realidad y veo que las experiencias de vida no han sido sencillas.
Llegué hacer una conexión de mi existencia, con la historia y me encuentro con un panorama hostil, puedo entenderlo ahora, consecutivamente estuve cayendo en la victimes, resultado de personas que estuvieron cerca de mi, de mis acciones y decisiones.
Ahora puedo ver con claridad, después de un proceso interior y de una búsqueda armónica. ¿Cuáles fueron esos sufrimientos? De niña trabajé para pagar estudios, a veces no había comida en casa, de adolescente sentí acoso, no disfruté y no entendía lo que pasaba en casa, con las constantes discusiones de papá y mamá, de joven fui impulsada por la situación a irme de casa, me fui en búsqueda de mejorar las condiciones de vida, de profundizar y dar respuestas a mi vocación, me fui a otro País.
La razón por la que sigo viva aún, es que Dios, el universo quiso que estuviera en esta tierra, después de estudiar y trabajar voluntariamente en comunidades perseguidas y violentadas en Colombia, de vivir un duelo, dos de mis amigos fueron asesinados por la crueldad de paramilitares y aquí sigo, reencontrándome con la vida y procurando darle un sentido al sufrimiento.
Aún hay muchas cosas que escribir y contar.
Cuando te enfrentas a la realidad del caminar de la vida, de tú vida y eliges parar y poner un alto en el camino, no todo el dolor es dolor, yo me di cuenta de mi propio camino y del sentido extraordinario que se puede dar al dolor, cuando abres el corazón y la mente, obvio que esa apertura personal es un camino de análisis, aceptación, lectura con tu mente y corazón, reencuentro de espinas, piedras, vientos, soplos y purgas (vómitos).
Me di cuenta que ya he pasado por las diferentes estaciones y he sido ciega de la belleza de la vida y de sus aprendizajes, hoy puedo compartir una luz, fruto de mis observaciones, lecturas, escucha y del reencuentro conmigo misma.
Como mujer selvática, busqué este reencuentro interior con la naturaleza en el "silencio", con lo que me gusta y me desafía, ahí pude encontrar el sentido del sufrimiento y de ser saberme enteramente mujer.
Seguramente otros encontrarán en el arte, la música, lecturas, el sentido de plenitud al vivir las dificultades de la vida. etc.
Yo encontré mis respuestas en medio de la naturaleza:
Pude observar mi oscuridad con la oscuridad de la naturaleza.
Pude escuchar mis ruidos y los ruidos de los animales que allí habitan.
Pude ver mi brillo con la luz de las estrellas y los procesos de la luna.
Pude sentir sensaciones del miedo con el silencio y "calma" del espacio natural.
Pude vaciarme y sentirme tan vulnerable ante la presencia de un animal.
Pude descubrir el encanto de mi ser ante las flores afrodisiacas de la selva.
Pude abrazar mi dolor con el encanto de las plantas naturales (Ayahuasca).
Pude sentir hambre y pude saciarme en el encuentro con el rio Amazonas en la pesca.
Pude amarme e ir al encuentro de la sencillez de la gente que habita en los pueblos, no se ocupa nada para dar la mano y escuchar las historias de la selva.
Pude encontrarme en la caminata y a solas con el monte, sentirme perdida y orientada a la vez.
Pude gritar y ser escuchada.
Nací mujer, me hice mujer y sigo aprendiendo a ser mujer: reconociendo, asumiendo, viviendo con el dolor en amor a mis experiencias.
Foto y escrito:
Autor: CamuOti.